RESURRECCIรN: NI REENCARNACIรN, NI REANIMACIรN

Recuerdo que un dรญa en la mesa con algunos colaboradores de una parroquia que me hospedaba, nos entretuvimos hablando acerca de la resurrecciรณn de los cuerpos. A un cierto punto un joven papรก intervino: โbien, a mรญ me gustarรญa resucitar en otro cuerpo, no necesariamente en el mรญo. โAdemรกs, pienso que quizรกs resucitarรฉ en un cuerpo de un animal, ยฟquiรฉn lo sabe?โ Aquรฉl dรญa me di cuenta mucho mรกs, si en caso hubiera habido necesidad, que actualmente tambiรฉn entre quien se profesa โcatรณlicoโ le estรก faltando el abecedario de la vida cristiana. Fue difรญcil intentar aclarar a ese papรก que como cristiano deberรญa creer en otra cosa, que no se puede hablar de la resurrecciรณn como si fuera la reencarnaciรณn. Es necesario admitir que hay mucha confusiรณn por todas partes y que โel yo pienso queโ o el โme gustaโ, hoy en dรญa prevalecen sobre un serio razonamiento tambiรฉn acerca de las verdades de fe.
Quizรกs habรญa un poco de confusiรณn tambiรฉn en los tiempos de Jesรบs. Los saduceos, una clase de aristocracia sacerdotal, eran grupo religioso de Israel que aceptaba solo la autoridad del Pentateuco. Para ellos solo la Torรก estaba inspirada. Entonces ellos no creรญan en la resurrecciรณn de los muertos simplemente porque, segรบn ellos, estos libros de la Biblia no lo hablan explรญcitamente. Imitando a los fariseos sus adversarios, tejieron una trampa al Seรฑor Jesรบs, recurriendo irรณnicamente a un problema grotesco que se presente delante de la ley del levirato: si los cuerpos resucitan y para respetar este ley en la tierra, se suplen siete hermanos difuntos como maridos de una cierta mujer, al final, cuando morirรก aquella mujer, ยฟde cuรกl de los siete serรก mujer en el Cielo? (Lc 20,28-33) Jesรบs no se substrae a la provocaciรณn, sin ignorar la insidia escondida detrรกs de la pregunta. En el fondo, el problema de los saduceos es el mismo problema del joven papรก conocido aรฑos atrรกs. Pensar en la vida post-muerte con criterios de la vida terrena.
De hecho, el Seรฑor revela que la vida futura es adivinable solo a quien se abre a la novedad de Dios. Hay una clara diferencia que รl obra entre los hijos de este mundo, y los hijos que son juzgados dignos del otro mundo. La atenciรณn de Jesรบs se concentra entonces en la discontinuidad entre el mundo presente y el mundo futuro, entre โesteโ mundo en el cual vivimos y โel otroโ mundo hacia el cual caminamos. En otras palabras, en tema de resurrecciรณn de los cuerpos, no se puede hablar propiamente con las categorรญas de la vida presente. Por esto Jesรบs afirma que los resucitados no toman marido ni esposa y que ya no pueden morir porque son como los รกngeles (Lc 20,35-36). Nuestra fatiga intelectual serรก siempre la de tener unida esta verdad y la otra que subraya en cambio la continuidad entre vida presente y futura. Es decir: lo que vivo y cรณmo lo vivo sobre la tierra, โpreparaโ mi futuro en la eternidad.
Pero es necesario decir que la fe en la resurrecciรณn en Israel se expresa bastante tarde. La 1era lectura de hoy es una de sus formulaciones mรกs explรญcitas (2Mac 7), pero hay varias de la misma importancia (cfr. Sab capp.3-5, Ez 37,13 ss.). Esta fe no parte de un postulado filosรณfico tรญpicamente griego como la inmortalidad del alma, sino de la experiencia histรณrica de las promesas divinas. Lo que la funda es la fidelidad del amor de Dios que no puede detenerse delante de la muerte: si de verdad las cosas estรกn asรญ, su potencia es capaz de vencer la muerte haciรฉndonos en algรบn modo regresar a vivir, tambiรฉn si no es mรกs la misma vida de antes: la resurrecciรณn no es reanimaciรณn de un cuerpo. Es una de las mรกs bellas expresiones de la 1era lectura de hoy en la boca llena de inquebrantable esperanza del cuarto hermano condenado a muerte: Mรกs vale morir a manos de hombres y aguardar las promesas de dios que nos resucitarรก (2 Mac 7,14)
Pasamos a la parte conclusiva del evangelio. No podemos sobrevolar sobre la genial capacidad de Jesรบs de bajar al mismo terreno bรญblico en el cual se movรญan los saduceos (Pentateuco), para intentar abrirlos a la verdad de la resurrecciรณn justamente a partir de la revelaciรณn mosaica de Dios. La progresiรณn de esta, de hecho, lo hace manifestar a Moisรฉs como el Dios de Abrahรกn, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob (Ex 3,6) que, en el texto, no es mera expresiรณn para decir que se trata del Dios de la historia de Israel. Si de hecho en el revelarse รl se queda todavรญa el Dios de, o sea Aquรฉl que ha entrado en la historia de hombres que han muerto, significa que estos รบltimos necesariamente resucitan. Aquรฉl โdeโ hay que entenderlo como pertenencia: Dios ahora pertenece a Abraham, Isaac y Jacob porque ellos viven todavรญa con รl y viceversa. De otro modo, no serรญa el Dios de vivos como afirma Jesรบs (Lc 20,38). Dios es el futuro de vida prometido a cada ser humano, si lo quiere. Estamos destinados a una vida absolutamente nueva que โprobamosโ realmente ya sobre esta tierra pero que sobre la cual, por ahora, podemos solo balbucear.
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